
El pintor peruano Fernando de Szyszlo y el investigador Miguel Pachas pedirán que los restos mortales de Georgette Philippart, la esposa del poeta César Vallejo, sean enterrados en el cementerio parisino de Montparnasse, junto a los de su célebre esposo.
Pachas Almeyda informó hoy a Efe de que la iniciativa la ha planteado De Szyszlo y se formalizará en los próximos días, con el envío de una carta a la Embajada de Francia en Lima.
El investigador, que ha publicado el libro 'Georgette Vallejo, al fin de la batalla', añadió que solicitarán a la legación francesa un informe sobre la posibilidad de repatriar los restos.
'Es el primer paso que estamos elaborando en estos días', explicó para después recordar que en enero pasado se cumplió el primer centenario del nacimiento de la esposa del autor de 'Poemas humanos' y 'España, aparta de mí este cáliz'.
Vallejo, quien murió en París en 1938 y fue enterrado en el cementerio de Montrouge, fue luego trasladado a iniciativa de su viuda a Montparnasse, donde su tumba, muy cercana a la de Baudelaire, es una de las más visitadas.
Pachas Almeyda consideró que 'mientras más personas intervengan en esta petición sería mucho mejor' y que si se logra reunir sus restos con los del poeta 'sería una forma de reivindicar' la memoria de Philippart.
'El mejor reconocimiento que le podría hacer el Estado peruano a esta gran mujer sería buscar fórmulas para llevarla a Montparnasse, en París', señaló.
Georgette Philippart, quien murió en 1984, está enterrada en el cementerio de La Planicie de Lima, aunque sus admiradores peruanos consideran que debería descansar junto al hombre que amó desde los 17 años y cuya obra preservó y difundió a lo largo de su vida.
Pachas Almeyda lamentó que Philippart permanezca injustamente olvidada y dijo que los peruanos le deben gratitud por haber preservado la obra del escritor.
Recordó que ella rescató los originales de las obras de su marido abandonados en la embajada peruana en París durante los bombardeos de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Esta mujer, que quedó viuda a los 30 años, llegó a Perú en 1951 para defender la integridad de la obra de su esposo con un ardor que le granjeó la enemistad de muchos estudiosos y especialistas.
'No solamente cumplió una labor de editora, sino de una persona que defendió la pureza de la obra', señaló el investigador.
'Creo que Georgette merece estar al lado del poeta, no detrás de un gran hombre, sino al lado de un gran hombre', concluyó.
Terra Actualidad - EFE David Blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario