viernes, 15 de agosto de 2008


Walter Palacios Vinces, emerge cual ave fénix y escribe el presente artículo muy peculiar a su personaLidad, es decir, directo y sin medias tintas. Escribe respecto a la priviligiada situación del reo Fujimori quien es tratado con manos de seda por las actuales autoridades gubernamentales, a diferencia de muchos que se encuentran en su misma condición.

Sin duda, Palacios Vinces -quien ha sufrido injustamente persecución y cárcel por sus ideales al inicio del gobierno del dictador chinochet y que posteriormente determinó su exilio de 8 años en México- nos hace ver objetivamente aquellos privilegios del que goza el dictador japonés y espera-así como todos los peruanos-una sentencia ejemplar de la justicia peruana.
Permítanme transcribir in extenso el mencionado artículo.


jueves 14 de agosto de 2008


NADA PERSONAL, INGENIERO FUJIMORI



Walter Palacios Vinces



En octubre de 1998, poco después de la detención de Augusto Pinochet, en Londres, el reconocido periodista y literato salvadoreño-mexicano Pedro Miguel, publicó en La Jornada de México un artículo titulado Nada Personal referido a la captura del dictador chileno. Ahora que Alberto Fujimori sigue preso y procesado en Lima, no resisto la tentación de hacer una paráfrasis de su excelente artículo periodístico.

Hasta ahora continúa usted en la cárcel, ingeniero Fujimori. No importa que no se encuentre recluido en un penal de máxima seguridad para delincuentes peligrosos donde debería estar. No importa que pueda ser absuelto o condenado, benévolamente, a una pena mínima debido a sus pactos con el oficialismo. No importa. Lo que interesa es que usted está preso y en el banquillo de los acusados y que su pasada arrogancia de poderoso dictador se desdibuja cada vez que se presenta ante el tribunal gritando y gesticulando teatralmente, otras veces dormitando o riéndose en forma descarada.

No es nada personal, ingeniero Fujimori. No es que quiera desquitarme después de haber sufrido en carne propia persecución, exilio y encarcelamiento durante su gobierno y los regímenes que le sucedieron. No es revanchismo por haber bregado durante dieciséis años para que, en tres largos procesos penales, se me absuelva en todas las instancias judiciales, incluyendo la Corte Suprema, de las acusaciones de traición a la patria y terrorismo que me hicieran sus servicios de inteligencia, sus policías, fiscales y jueces corruptos. Repito, no es nada personal. Es, más bien, una sensación de alivio verlo finalmente preso y compareciendo ante tribunales de justicia.

Pero también es importante que a usted, ingeniero Fujimori, no lo hayan tratado mal. Fue detenido por la Interpol en Chile, extraditado y conducido a prisión en Perú, sin que le pongan grilletes en pies y manos, sin haberlo llevado a los sótanos del Palacio de Justicia para ficharlo y fotografiarlo con un número en el pecho. Es bueno que no lo hayan golpeado ni humillado. Que no le hayan puesto un traje a rayas y exhibido ante la prensa y opinión pública en una jaula con barrotes como se hizo durante su gobierno con centenares de presos políticos que no habían sido sentenciados, algunos de los cuales eran inocentes mientras que otros, es verdad, cometieron muchos crímenes en acciones terroristas pero que, como personas, tenían derecho a recibir un trato humano, digno.

Es bueno que el Tribunal que lo juzga le otorgue las garantías procesales y respete su derecho de defensa dentro de un debido proceso. Que no lo juzguen, como se hacía durante su gobierno, jueces militares y civiles anónimos, sin rostro, que en parodias de juicios expedían sentencias a cadena perpetua y a largos años de prisión en menos de cuarentiocho horas.

Es bueno que no lo hayan torturado, ingeniero Fujimori. Que no lo hayan privado del sueño, del agua y la comida durante largos días. Que no lo hayan sometido a interrogatorios "científicos". Que no le hayan sumergido la cabeza en un cilindro de agua sucia, con orines y excrementos ni lo hayan colgado de las muñecas esposadas por la espalda. Que no le hayan aplicado descargas eléctricas en los testículos ni hayan apagado cigarrillos en la piel de su cuerpo.

Es bueno que no lo hayan violado. Que no le hayan quebrado los huesos. Que no lo hayan mutilado ni despedazado con explosivos. Que no lo hayan quemado vivo y desaparecidas sus cenizas. Que su cuerpo no se encuentre en una fosa común aún desconocida. Que no lo hayan fusilado en simulacros ni arrojado vivo desde helicópteros en vuelo a la espesura de la selva o al fondo del mar.

Es bueno que no le hayan prohibido la visita y asistencia de sus abogados y médicos, que a sus familiares no los persigan ni intervengan sus teléfonos y comunicaciones privadas, que no los hostilicen y despidan de sus trabajos y que a sus hijas no las sometan a revisiones corporales vejatorias cuando van a visitarlo a la cárcel. Que no allanen su casa y se lleven sin orden judicial su biblioteca y enseres.

Es bueno, ingeniero Fujimori, que a usted no lo hayan llevado a una cárcel inhóspita ubicada en la cordillera de los andes a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar con temperaturas bajo cero, como la de Yanamayo. Que no lo hayan introducido en celdas subterráneas condenado por años al más absoluto aislamiento, con iluminación y ventilación deficientes, como las de la base naval del Callao. Que no lo tengan encerrado años en una celda durante veintitrés horas y media de cada día con media hora de salida al patio para estirar las piernas. Que pueda ver directamente y abrazar a sus hijos, familiares y amigos sin tener de por medio un locutorio con lunas y presencia policial. Que no le graben ni filmen sus visitas.

Es bueno que tenga ropa limpia y buena alimentación, en lugar de comer -en disputa con ratas y cucarachas- una fría y desagradable "paila" como la que reciben los presos en las cárceles del Perú. Que tenga buena cama para dormir y descansar y no una estrecha y fría litera de cemento. Que no requisen de su celda en forma ilegal sus pocas pertenencias personales.

Mejor dicho, ingeniero Fujimori, es bueno que a usted no le hayan hecho ni le hagan nada de las barbaridades que sus subordinados hicieron -cumpliendo sus "directivas" presidenciales- a miles de peruanas y peruanos y a otros ciudadanos extranjeros.

El actual gobierno le brinda todas las facilidades para que tenga un lugar de reclusión con juegos, entretenimientos, visitas las veinticuatro horas del día y otras gollerías. Tiene usted atención médica permanente con profesionales especializados que le practican, incluso, operaciones quirúrgicas en clínicas salvaguardando su salud. En buena hora. Sólo que ese trato no lo reciben los miles de presos peruanos y, por tanto, el principio constitucional y jurídico de igualdad ante la ley, no se cumple.

Se dice que usted es un anciano ex jefe de Estado y que, por eso, debe tener un trato especial (mejor dicho de privilegio). Los ancianos y dignatarios merecen respeto y consideración, efectivamente, pero no dicen que hay muchos presos con más edad que usted y que, como Presidente, pisoteó la Constitución, cerró el parlamento, intervino el poder judicial perpetrando un autogolpe de estado para imponer una dictadura cívico militar, que persiguió, secuestró, encarceló y asesinó a dirigentes políticos, sindicales, estudiantes y periodistas. Olvidan reconocer que usted se enriqueció ilícitamente mediante negociados. Que corrompió a funcionarios, jueces, y altos mandos de las fuerzas armadas y policiales. Que usted encabezó uno de los gobiernos más corruptos y asesinos de nuestra historia republicana. Prueba de ello es que muchos de los que fueron sus aliados incondicionales han sido sentenciados por la justicia y purgan en prisión altas condenas, como el que fuera presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el ex general del ejército, Nicolás Hermosa Ríos y su asesor y hombre de confianza, el ex capitán Vladimiro Montesinos.

Pero, pase lo que pase, ingeniero Fujimori, lo que importa es que ahora usted es un reo en cárcel, sentado en el banquillo, acusado de haber cometido horrendos crímenes de lesa humanidad. El país espera y desea que se expida una sentencia justa y ejemplarizadora. Si eso se logra, los peruanos habremos avanzado hacia el reencuentro con la dignidad, el honor y la ética. Así sea.

miércoles, 13 de agosto de 2008

ANUNCIO DEL LIBRO:GEORGETTE VALLEJO AL FIN DE LA BATALLA


El libro GEORGETTE VALLEJO AL FIN DE LA BATALLA, es una obra-homenaje que tiene por finalidad reivindicar la memoria de Georgette y valorar en su verdadera dimensión sus grandes esfuerzos pro-vallejiano en este Centenario de su Nacimiento.

Sin duda, gracias a Georgette conocemos al Vallejo personal, auténtico, fidedigno.

Su gran obra radica fundamentalmente en:
1)Protegió la monumental obra vallejiana aún a costa de su propia vida en plena II Guerra Mundial.
2)Difundió y defendió la vida y obra de César Vallejo durante toda su existencia, soportando el desden, vilipendio e injuria de muchos de los llamados "vallejistas", en especial del escritor español Juan Larrea a través de su "Aula Vallejo".
3)Cumplió con uno de los sueños del poeta como es descansar eternamente en el cementerio de Montparnasse en París.

Su gran amor por Vallejo lo llevó a venir tras sus huellas a nuestro país en el año 1951 y en 1952, visitó Santiago de Chuco, la tierra amada del poeta. Eligió el Perú como su epicentro de lucha, de batalla, en defensa de la memoria de su esposo.

En esta obra-homenaje encontraremos los pasajes más importantes de la vida y obra de esta gran mujer, que permitió que la humanidad conozca y valore en los últimos tiempos la singular poética de César Vallejo, encumbrado -para orgullo de todos los peruanos- como el poeta universal.



El libro GEORGETTE AL FIN DE LA BATALLA, cuenta con el prólogo y testimonio del reconocido vallejólogo peruano Max Silva Tuesta, quien fuera médico personal y amigo de gran importancia en la vida de Georgette en nuestro país, además, cuenta con el valioso testimonio de César Vallejo Ynfantes, sobrino carnal del poeta.

Espero que la presente obra permita reivindicar a Georgette Vallejo, paradigma de la mujer actual en el mundo.

¡Loor a Georgette Vallejo!

Miguel Pachas Almeyda.

PRECISIONES ANDRÉ COYNÉ II


Si Vallejo fue blanco de la crítica, no pudo ser menos con Georgette. Por ello considero imprescindible aclarar algunos aspectos vertidos por André Coyné:
1.- Dar a entender que Vallejo no trabajaba y que esporádicamente escribía a Variedades y El Comercio, me parece no ajustado a la realidad. Recordemos, Vallejo ─aparte de su crónicas─ trabajó en 1925 en el “Grands journaux Ibero-Americaine” y además, nunca dejó de escribir ni siquiera en los momentos difíciles de adaptación a la vida parisina. En España, la mayoría de sus obras fueron rechazadas por su contenido marxista, entonces se dedicó a realizar traducciones de Elevación de Henri Barbusse, La calle sin nombre y La yegua verde de Marcel Aymé.

En 1932, regresa a París y culmina Poemas Humanos y en su desesperación a causa de la guerra civil española, España, aparta de mí este cáliz. Finalmente, se desempeña como Maestro de lengua española, hasta que cae abatido por el misterioso microbio que acaba con su fructífera existencia.
Por su lado Georgette trabajó en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios de París como “dama verificadora temporal”. ¿Se puede pensar que Vallejo vivía a expensa de una herencia? ¿En cuánto valora Coyné la herencia de Georgette ─al que tuvo acceso tras la muerte de su madre en 1928─ que le permitió grandes viajes y le duró hasta 1930- 1931? (sic). Sólo puedo adelantar que no es una suma exorbitante como lo magnifica el estudioso francés.
2.- Que Vallejo era un borracho, es otra de las estigmatizaciones en la parte “humana” del poeta. Al respecto Georgette afirma que Vallejo era un asceta que envidiaría un monje. (Georgette Vallejo: “Como una estela de tu muerte” OIGA. Lima, 23 de abril de 1975); además, el propio Coyné en Aula Capulí manifestó que la bohemia de Vallejo “no tiene nada que ver con las bohemias ordinarias, eso no iba con Vallejo”. Entonces en que quedamos.
3.- Comete una equivocación al manifestar que en la tumba perpetua de la madre de Georgette, hay tres lugares, uno ocupado por la madre y otro por Vallejo…(sic), olvidando que Vallejo fue trasladado por Georgette desde el cementerio Montrouge al Montparnasse, en el año 1970, afirmando con la satisfacción del deber cumplido: “Después de 18 años, de una vida en Lima, sacrificada y de toda clase de privaciones, puedo cumplir con la voluntad de mi esposo”.
Actualmente a 24 años de la desaparición física de Georgette, todavía subsisten las acusaciones de que ha idealizado la vida del poeta, así como se le acusó de inventar el Vallejo político.

Al respecto Georgette afirma: “Me han acusado de atribuir falsa y abusivamente a Vallejo un papel político exagerado. Se puede leer, por ejemplo: “…la viuda del poeta confirma no pocas veces la participación de Vallejo en la militancia comunista entre 1929 y 1938. Sin embargo, nos preguntamos si Georgette de Vallejo no confunde o poetiza (sic) de un modo un tanto “romanesco” (sic) ─por los acostumbrados mecanismos del recuerdo─ la actividad militante del poeta”.

Ante tales incongruencias, Georgette enfatiza: “Entre Vallejo y yo, tácito era el acuerdo: no se pronunciaba nunca la palabra felicidad, personal o conyugal; vivíamos por y para la revolución mundial. Es para leer tal inepcia que Vallejo habría aniquilado tan anónimamente su vida y que, por mi parte ─disculpen─ he visto pasar toda mi existencia, de todo despojada y sin una hora de vida propia”. (Allá ellos…p, 44).

Afirma el señor Garay que “los investigadores (Coyné, en este caso particular) se apoyan en fuentes externas que tienen versiones diferentes…” ¿Fuentes externas?, se refiere acaso a Larrea, Ernesto More o Gonzalo More; aquellos “amigos” que tuvo Vallejo en Europa, a quienes el propio Vallejo refirió en sus notables versos: jamás olvides, que durante la misa no hay amigos, y cuánta reunión de amigos tontos.

Amistades que escribieron de Vallejo, que era un esquizofrénico, un borracho, un mendigo consuetudinario, un negador de la vida, un mujeriego, uno que murió sifilítico y tantas más que ya mi pluma se resiste a escribir. Lo mismo dijeron de Georgette: vesánica, explotadora de Vallejo, manipuladora de la obra de Vallejo y últimamente, viuda por vocación. (André Coyné en conferencia en el centro cultural Garcilaso de la cancillería “Georgette se creía predestinada a ser viuda” En: La República 23-05-08), etc., etc.
¿Es acaso conociendo estas falsedades que no son más que infundios que navegan por el ciberespacio, conocer el lado “humano” de Vallejo y Georgette?
En fin, parafraseando a Juan Gonzalo Rose, termino diciendo: “Ya no le tenéis miedo/ a César el Vallejo/ ya no le tenéis miedo a Georgettte del Vallejo, ya no guerrean, ya no sudan, ya no cantan…

PRECISIONES ANDRÉ COYNÉ I



En una de las últimas declaraciones del estudioso francés André Coyné (El Comercio 22 de junio 2008, p. 10-11)sobre Georgette y César Vallejo, comete una serie de imprecisiones, que según mis investigaciones, me veo obligado a aclarar.

Considero que Coyné al afirmar que la madre de Georgette era una cocotte, no hace más que vertir aspectos sin sustento alguno. La madre de Georgette, Marie Travers, era una costurera de renombre, actvidad en el que Georgette ayudaba desde niña. La prueba está em que existe un registro de 1921, en el Anuario de Comercio de París, donde se lee:Mme Travers, costurera, 19 rue Moliére, Paris 1.

Es falso que los manuscritos vallejianos hayan estado fuera de la casa o morada de lo vallejo.Al respecto Georgette escribe en Allá ellos p. 140: "apenas sepultado Vallejo, será Gonzalo More...quien viene a pedirme los originales...Sin la menor objeción le entrego a More, quien lo lleva sin recibo..."
Se demuestra que Georgette era poseedora de los originales de Vallejo y que jamás estuvieron fuera de casa.
Finalmente, considero que Coyné solamente está haciendo eco a las fuentes larreanas que tanto daño ha hecho a Vallejo y a su enigmática Georgette.

Miguel Pachas Almeyda, autor del libro-homenaje GEORGETTE AL FIN DE LA BATALLA pronto a publicarse.

Datos personales

Mi foto
Chincha Alta, 1962. Magister en Educación. Es autor de los libros Georgette Vallejo al fin de la batalla (2008) y César Vallejo y su América Hispana (2014).