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CÉSAR VALLEJO *
“Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores… ”
César Vallejo.
En los últimos años acrece el estudio de la vida y obra de nuestro escritor y poeta, César Vallejo. Dichos estudios intentan aproximarse a la interpretación cabal de cada una de sus aristas: humanista, marxista, teológica, antropológica, filosófica, metafísica, etc. Sin embargo, ¿En que medida nos hemos aproximado a la óptica vallejiana sobre el rol del escritor en la sociedad? ¿Cuánto hemos superado nuestro individualismo que impide aquella unidad excelsa que clama el poeta?
Sin temor a equivocarme, la responsabilidad del escritor –en el mundo, en general, y en el Perú, en particular–, dista mucho de la óptica vallejiana. Para Vallejo la responsabilidad del escritor es biunívoca y consustancial con el pueblo y con los sucesos que marcan la historia. En su flamante discurso leído en España en 1937, en el II Congreso Internacional de Escritores Revolucionarios Antifascistas denominado “Congreso para la defensa de la cultura”, Vallejo analiza el papel del escritor en tan aciagas circunstancias para el pueblo español: “Por desgracia, la conciencia de la responsabilidad profesional del escritor no está bastante desenvuelta entre la mayoría de los escritores del mundo…”, observación valedera que todavía subsiste, y fundamenta las causas del fenómeno enclaustrado en la oscura omisión: “…la mayor parte de los escritores se callan ante las persecuciones de los gobernantes imperantes; nadie pronuncia una palabra en contra, y esta es una actitud muy cómoda…”.
Georgette Vallejo afirma que el autor de Trilce levantaba su voz ante cualquier hecho execrable: “¿Crees que no hubiera sido partidario de Fidel Castro? Y siendo partidario, ¿Se callaría? ¿Se callaría cuando hay un Javier Heraud asesinado? Vallejo no era de los que se callaban”. (1) Y yo pregunto; ¿Se hubiese callado Vallejo ante los deplorables sucesos de Bagua? Por supuesto que no. Y al respecto, ¿Cuál fue el papel de los escritores peruanos? Mutismo mayoritario de la oficialidad intelectual y un tenue e ignorado pronunciamiento de los escritores emergentes donde me incluyo.
“En la mayoría de los casos, los escritores no tenemos heroicidad, no tenemos espíritu de sacrificio”, nos dice Vallejo, y luego nos exhorta: “Hora es de asumir vuestro papel valerosamente, tanto en las horas en que estamos bajo un gobierno propicio, como también en las horas en que estamos bajo un gobierno adverso”. Una prueba contundente de su consecuencia política, fue cuando renunció al lado de Xavier Abril a la beca española en 1926 “por no poder soportar el ambiente del gobierno de Primo de Rivera”. (2)
Puedo entonces asegurar, a manera de conclusión, que es mucho más fácil interpretar la obra vallejiana, que emular sus huellas como escritor consecuente –basados en principios e ideales– en defensa de nuestro pueblo.
Finalmente, Vallejo lanza una proclama con la autoridad que brinda su intachable conducta de escritor revolucionario: “Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores, porque tenemos el arma más formidable, que es el verbo. Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo, la palabra justa, el asunto justo, y moveré el mundo”; a nosotros, que poseemos ese punto de apoyo, nuestra pluma, nos toca pues, mover al mundo con esta arma”. (3)
DATOS:
* óleo de César Vallejo por Bruno Portuguez Nolasco.
(1) Imágenes de Georgette. La República, 9-12-84.
(2) Concha Meléndez, “Muerte y resurrección”, p. 427. ; Luis Monguió, “César Vallejo: vida y obra”, p. 31.
(3) Intervención de César Vallejo en el II Congreso Internacional de escritores, publicado en “El mono azul” de Madrid. Véase en César Vallejo. Artículo y Crónicas (1918-1939) de Jorge Puccinelli, pp. 641-644.
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