sábado, 3 de abril de 2010

VALLEJO SIN FRONTERAS DE PEDRO GRANADOS



Una de las alas más importantes de la prolífica labor del escritor y poeta, Pedro Granados, discurre en propender por las sendas de la heterodoxia –sin dejar de lado el rigor intelectual, como afirma el autor–, la exegesis de la vida y obra de César Vallejo.
Granados, ha logrado revelar a través de sus obras, verbigracia, Poéticas y utopías de César Vallejo, nuevas aristas, nuevas cimas, penetrando en lo ignoto, descubriendo inéditas facetas del autor de Trilce. Tiene muy claro que los estudios que pesan sobre el poeta hasta la actualidad, son cíclicos y por ende, interminables. Advierte que para encontrar a Vallejo en su laboratorio vital, es decir, en su creación incesante de luces multicolores, se hace necesario utilizar aquel prisma, que a la postre nos brinde –como en la ciencia– una real aproximación al conocimiento de este gran hombre que nació, vivió y murió enmarcado en los cánones de un autentico y revolucionario creador.

Vallejo sin fronteras, su nueva obra, es el súmmum de toda una gama de artículos, reseñas, crónicas, ensayos, talleres, etc., entre las cuales podemos destacar:

I. ARTÍCULOS
a) “Compromiso y magia en la poesía de agitación política. El caso de Roque Dalton (y César Vallejo)”. V Congreso Internacional de Literatura Hispánica. Lima, en el 2006.
b) “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente”. 2007.
c) “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana”. 2007.
d) Santo Domingo, Dominican Republic. 2008.
e) “El taller literario César Vallejo en la República Dominicana”. 2008.
f) “Mujer, fatal, compañera y madre en la poesía de César Vallejo”. 2010.

II. RESEÑAS Y CRÓNICAS

a) “Crónica de Santiago de Chuco. César Vallejo: al filo del reglamento”. 2005.
b) “César Vallejo y su pensamiento cuantitativo”. Escritores y poetas en español. www.letras.s5.com 2005.
c) Stumbling Between several enemies? (Reseña al libro de Stephen Hart, Stumbling Between 46 star). 2008.
d) “Trilce y Georgette” (Reseña al libro de Miguel Pachas, Georgette Vallejo al fin de la batalla). 2008.

Transcribo, a continuación, las palabras de presentación hecha por Pedro Granados, sobre su obra en ciernes:

“Vallejo sin fronteras” alude, en estos textos posteriores a mi tesis de doctorado para Boston University --Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP, 2004), precisamente a explicitar y enfatizar aquella radical condición de la obra lírica del peruano. El presente volumen lo constituyen nueve ensayos (entre artículos, reseñas y una crónica), escritos durante los últimos cinco años, cuyo repaso de los títulos resulta de por sí ilustrativo. De este modo, y atendiendo la secuencia, hayamos los poemas de Vallejo ventilados desde su dimensión femenina: la inherente al propio yo poético y, simultáneamente, la vinculada a la mujer como tema o referente; dimensión femenina de la que, asimismo, se intenta explicar su proceso de construcción o articulación semántica desde Los heraldos negros hasta “España, aparta de mí este cáliz”.

Respecto a “El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana”, este artículo tiene que ver con la recepción del autor de Trilce en contextos tan poco estudiados como las Antillas; y, en este caso particular, la ciudad de Santo Domingo durante la década del 80. Taller que, además, y sin exagerar un ápice, hizo posible la experimentación y el posterior desarrollo de una propuesta poética plenamente moderna (ahora mismo postmoderna) como es el caso de la destacada --y hoy por hoy en pleno auge-- poesía dominicana.


Luego, sigue un ensayo que intenta leer Trilce desde la clave de la marinera limeña; es decir, desde el contexto de la modernización de Lima (años 20) y la gravitación de la clase proletaria... en específico, desde la quinta o el callejón donde los obreros --y César Vallejo acaso como un curioso provinciano o un polizón sin barrio-- celebraban la vida con aquel ritmo de raíz afro-peruana. Obvio, es un intento de encarnar aquel poemario de 1922 y rescatar --incluso el debatido significado de su título-- de la mitología internacional, con empaque académico, desde donde usualmente se lo lee; como del cerrado coto andino o abalorio de anécdotas que, igualmente, sólo por inercia mental permitimos continúe aquel libro maniatado.

Por otro lado, “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” (ensayo publicado en Variaciones Borges) contribuye, tal como leemos en un portal de la Web:
“a la comprensión de dos sensibilidades poéticas altamente incompatibles y aparentemente disociadas que la crítica suele ubicar en estancos separados pese a formar parte de un mismo momento literario […] Como es bien sabido, las trayectorias de ambos siguen caminos divergentes dentro de la renovación poética de vanguardia; sin embargo, en la obra de uno y otro pueden detectarse ecos de un diálogo indirecto y polémico. En este ensayo se ofrecen algunos vestigios que apoyan tal conjetura, pero sobre todo se busca profundizar en aspectos definitorios de ambas poéticas y delinear correspondencias entrañables entre una y otra”
[http://www.connotas.uson.mx/vol8/resumenes_ingles.htm]

Por lo tanto, el lema “Vallejo sin fronteras” se corrobora nuevamente en tanto, esta vez, construye un diálogo intelectual aparentemente imposible; e ilustra, adicionalmente, un gesto fundamental en el ámbito de hacer más productiva --vía el conocimiento mutuo y la tolerancia-- la convivencia (en este caso poética) entre nuestras sociedades y culturas.

Culminando el apartado “Artículos”, nos encontramos con un texto que pone de relieve la radicalidad y, simultáneamente, la complejidad del compromiso político de un autor como el salvadoreño Roque Dalton. Poeta, este último, que se consideraba él mismo como miembro integrante de la “Familia Vallejo” (frente a la “Familia Neruda”), entre sus colegas escritores, y en cuya obra comprobamos precisamente aquello: sus afinidades artísticas, filosóficas e ideológicas con la poesía del peruano.

En lo concerniente a las “Reseñas y crónicas”, aunque en este formato “menor”, también ventilan aspectos poco transitados por la crítica vallejiana y, en general, se vinculan a lo estudiado asimismo en los artículos. De este modo, el tema de Georgette Philippart es tratado tanto en relación al libro de Miguel Pachas (Georgette Vallejo, al fin de la batalla) como en lo relativo al volumen de Stephen Hart (Stumbling between 46 stars), en particular, al video adjunto a este libro que recrea las relaciones entre ambos esposos y, concretamente, especula sobre el rol más bien siniestro de Georgette en el destino de los desaparecidos manuscritos de Vallejo. En general, respecto al papel de la célebre viuda en la vida literaria de su esposo, en estas reseñas se matizan o problematizan automáticas adhesiones o detracciones. Georgette Philippart, no sabemos si fue realmente la celosa guardiana de los poemas póstumos de su esposo; pero sí, con seguridad, la primera que creó --en cuanto lectora-- un tipo de Vallejo. Aquel del perfil político o comprometido, en desmedro de uno anterior a ella: el yo poético de Los heraldos negros y Trilce.

Los textos restantes, una reseña y aquél titulado “Crónica de Santiago de Chuco. César Vallejo: al filo del reglamento”, no hacen sino reiterar y continuar ilustrando aquella vocación por la complejidad, simultaneidad y alcance sin fronteras que percibimos en la poesía vallejiana. Ejemplo sin par, creemos, de obra abierta y en diálogo constante con lo que somos, con lo que podemos llegar a ser.

Saludamos, desde ya, Vallejo sin fronteras, de Pedro Granados, una obra, sin duda, de vital importancia para conocer más de cerca al escritor y poeta, César Vallejo.

jueves, 1 de abril de 2010

CÉSAR VALLEJO Y LA ÉTICA JURÍDICA


CÉSAR VALLEJO *


“El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú”
César Vallejo.

Uno de los momentos más cruciales en la existencia del escritor César Vallejo, fue el ser encarcelado injustamente tras los sucesos del 1 de agosto de 1920, en su inolvidable “Ciliado arrecife”, Santiago de Chuco. Lo abominable de este suceso es que, Vallejo tuvo que sufrir las consecuencias de una venganza política, que unida a la corrupción del Poder Judicial, le obligaron, abusivamente, su internamiento en las sucias y oscuras celdas trujillanas, por 112 días.

Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
Que sin remedio dan al mismo número.

Criadero de nervios…

Si tuviéramos la capacidad de medir el tremendo impacto que causa al hombre la pérdida de su libertad, sería posible conocer la magnitud del dolor que sufrió Vallejo por una prisión injusta. La condición de la libertad es inherente al hombre, nos dice Rousseau. Y Vallejo luchó por ella.

Es posible me persigan hasta cuatro
magistrados vuelto. Es posible me juzguen pedro.

Luego de ser perseguido y capturado, es encarcelado el 6 de noviembre de 1920. Tenía 28 años y no solo era Bachiller en Letras, sino, además, un hombre que había seguido tres años de leyes en la misma universidad de La Libertad. Sus notables conocimientos sobre jurisprudencia le permitieron iniciar su propia defensa.

Tras haber presentado su primer recurso de queja ante el Presidente del Tribunal Correccional por “detención arbitraria” y designado como defensor al Dr. Carlos C. Godoy; el 15 de diciembre presenta su segundo recurso: “César Vallejo, detenido en la cárcel, por los sucesos de Santiago de Chuco…expone: Que el Tribunal Correccional no ha tenido oportunidad todavía de examinar este proceso; pero estamos seguros de que cuando lo estudie, adquirirá la convicción de que ha sido generado sólo por las pasiones políticas, prontas a la calumnia i a otras manifestaciones de la delincuencia, cuando falta en sus agentes el elemento morigerador de la honradez moral…” (1)

El 12 de febrero de 1921, le escribe a su amigo Oscar Imaña:

“En mi celda leo de cuando en cuando; muy de breve en breve cavilo y me muerdo los codos de rabia, no precisamente por aquello del honor, sino por la privación material, completamente material de mi libertad animal. Es cosa fea ésta, Oscar. También escribo de vez en vez, y si viene a mi alma algún aliento dulce, es la luz del recuerdo… ¡Oh el recuerdo en la prisión! Como él llega y cae en el corazón, y aceita con melancolía esta máquina ya tan descompuesta…”

El correcto argumento vallejiano sobre los motivos que privaban su libertad, eran sustentadas desde sus inicios ante los ojos de la justicia. Pero aquellos ojos se negaban a ver la verdad; oscuros y maléficos propósitos las impedían. Luego de reiteradas y sucesivas peticiones por su libertad, confronta a las autoridades judiciales (14 de febrero) a resolver el problema según los procedimientos legales vigentes, brindando el poeta, a la luz de aquellos años, una ejemplar ética jurídica: “Mi situación actual en este proceso es tan anómala, que me veo en el caso de ocurrir por última vez al Tribunal Correccional, a fin de que se sirva definirla en el día, protestando en caso contrario, la correspondiente QUEJA ante la Corte Suprema de Justicia, sin perjuicio de la acción que pudiera ejercitar el Ministerio Fiscal…” (2)

Valientes palabras que, increíblemente, las autoridades se dieron por ofendidos, tomándolo como una gran falta de respeto. ¿Falta de respeto? ¿Exigir derechos inalienables a la condición humana, como exigir justicia, constituye, acaso, una afrenta a nuestros representantes de uno de los poderes más importantes de todo Estado? Y así fue, ordenaron “testar las palabras irrespetuosas que contiene el escrito…”

Como siempre, diversos hombres de letras, periodistas, dirigentes y estudiantes universitarios; amantes de la verdad y de la justicia, se solidarizaron y exigieron la libertad del poeta.

Vallejo cruzó la puerta de aquellas cuatro paredes albicantes, al crepúsculo de un 26 de febrero de 1921, y allí estuvieron sus amigos de verdad, sus defensores incondicionales que lo abrazaron, y el poeta se quiebra; son lágrimas de hombre que sufrió en carne propia la injusticia.

El 8 de mayo de 1921, Vallejo declara ante la prensa limeña, su alegato primigenio, inalterable y que hoy es una verdad a todas luces: “…Soy totalmente extraño a los salvajes sucesos acaecidos en agosto en Santiago de Chuco; mi conciencia y la vindicta pública lo proclaman. Se me acusó, con plena certidumbre de que se me calumniaba infamemente, y, sólo por ciertos resquemores y venganzas de política provinciana de que son víctimas ahora algunos hermanos míos residentes en el norte…

Iturri ha tenido y tiene para escuchar su actuación un buen padrino en el seno del Tribunal Correccional, y, así es como se explica, que esta instrucción haya sido aprobada contra todo derecho y toda conciencia. Yo la afirmo y sostengo en todo terreno…” (3)

Sin embargo, Vallejo, el hombre, el Poeta, sacó fuerzas sobrehumanas y trascendió a límites insospechables con una creación que brota del alma: Trilce. Sólo su genialidad que lo singulariza todo, hizo de él un digno ejemplo a emular.

Vallejo partió del Perú con este inmenso cargo pendiente. El proceso siguió su curso implacable. Los exhortos y órdenes de extradición para encarcelarlo nuevamente, duraron hasta el 12 de febrero de 1927.

“El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú”, recordaría Vallejo, en Poemas humanos. Murió en 1938, alejado de su país al que amó tanto, como un perseguido por la justicia, Perdónanos César.

DATOS
* Oleo de César Vallejo. Archivo Max Silva Tuesta.
(1) Germán Patrón Candela. El Proceso Vallejo, UNT. 1992. pp. 291-292.
(2) Ibídem, pp. 318-319.
(3) La prisión de César Vallejo en la cárcel de Trujillo. La Crónica, Lima, 8 de mayo de 1921, p.2. Véase en Enrique Ballón Aguirre. César Vallejo. Crónicas, Universidad Nacional Autónoma de México. México, 1984, Tomo I, p. 37-38.

CÉSAR VALLEJO Y LA RESPONSABILIDAD DEL ESCRITOR


CÉSAR VALLEJO *


“Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores… ”
César Vallejo.

En los últimos años acrece el estudio de la vida y obra de nuestro escritor y poeta, César Vallejo. Dichos estudios intentan aproximarse a la interpretación cabal de cada una de sus aristas: humanista, marxista, teológica, antropológica, filosófica, metafísica, etc. Sin embargo, ¿En que medida nos hemos aproximado a la óptica vallejiana sobre el rol del escritor en la sociedad? ¿Cuánto hemos superado nuestro individualismo que impide aquella unidad excelsa que clama el poeta?

Sin temor a equivocarme, la responsabilidad del escritor –en el mundo, en general, y en el Perú, en particular–, dista mucho de la óptica vallejiana. Para Vallejo la responsabilidad del escritor es biunívoca y consustancial con el pueblo y con los sucesos que marcan la historia. En su flamante discurso leído en España en 1937, en el II Congreso Internacional de Escritores Revolucionarios Antifascistas denominado “Congreso para la defensa de la cultura”, Vallejo analiza el papel del escritor en tan aciagas circunstancias para el pueblo español: “Por desgracia, la conciencia de la responsabilidad profesional del escritor no está bastante desenvuelta entre la mayoría de los escritores del mundo…”, observación valedera que todavía subsiste, y fundamenta las causas del fenómeno enclaustrado en la oscura omisión: “…la mayor parte de los escritores se callan ante las persecuciones de los gobernantes imperantes; nadie pronuncia una palabra en contra, y esta es una actitud muy cómoda…”.

Georgette Vallejo afirma que el autor de Trilce levantaba su voz ante cualquier hecho execrable: “¿Crees que no hubiera sido partidario de Fidel Castro? Y siendo partidario, ¿Se callaría? ¿Se callaría cuando hay un Javier Heraud asesinado? Vallejo no era de los que se callaban”. (1) Y yo pregunto; ¿Se hubiese callado Vallejo ante los deplorables sucesos de Bagua? Por supuesto que no. Y al respecto, ¿Cuál fue el papel de los escritores peruanos? Mutismo mayoritario de la oficialidad intelectual y un tenue e ignorado pronunciamiento de los escritores emergentes donde me incluyo.

“En la mayoría de los casos, los escritores no tenemos heroicidad, no tenemos espíritu de sacrificio”, nos dice Vallejo, y luego nos exhorta: “Hora es de asumir vuestro papel valerosamente, tanto en las horas en que estamos bajo un gobierno propicio, como también en las horas en que estamos bajo un gobierno adverso”. Una prueba contundente de su consecuencia política, fue cuando renunció al lado de Xavier Abril a la beca española en 1926 “por no poder soportar el ambiente del gobierno de Primo de Rivera”. (2)

Puedo entonces asegurar, a manera de conclusión, que es mucho más fácil interpretar la obra vallejiana, que emular sus huellas como escritor consecuente –basados en principios e ideales– en defensa de nuestro pueblo.

Finalmente, Vallejo lanza una proclama con la autoridad que brinda su intachable conducta de escritor revolucionario: “Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores, porque tenemos el arma más formidable, que es el verbo. Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo, la palabra justa, el asunto justo, y moveré el mundo”; a nosotros, que poseemos ese punto de apoyo, nuestra pluma, nos toca pues, mover al mundo con esta arma”. (3)

DATOS:

* óleo de César Vallejo por Bruno Portuguez Nolasco.

(1) Imágenes de Georgette. La República, 9-12-84.

(2) Concha Meléndez, “Muerte y resurrección”, p. 427. ; Luis Monguió, “César Vallejo: vida y obra”, p. 31.

(3) Intervención de César Vallejo en el II Congreso Internacional de escritores, publicado en “El mono azul” de Madrid. Véase en César Vallejo. Artículo y Crónicas (1918-1939) de Jorge Puccinelli, pp. 641-644.

martes, 10 de febrero de 2009

DIA DEL AMOR Y LA AMISTAD





Este viernes 13 de febrero, tenemos una cita muy especial en la sala Lumières de la Alianza Francesa, con motivo de celebrar EL DIA DEL AMOR Y LA AMISTAD.
EXPOSITORES : Dr. MAX SILVA TUESTA
Dr. SAÚL PEÑA KOLENKAUTSKY
MODERADOR : JULIO HEREDIA
HORA : 7.30 PM
DIRECCIÓN : ALIANZA FRANCESA (Av. Arequipa 4595- Miraflores.)


«amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad».

Gottfried Leibniz



EL AMOR, palabra que encierra una pluralidad de conceptos, es para muchos un sentimiento asociado generalmente con el amor romántico; su trascendencia y universalidad lo hace no privativo para la especie humana.
Sin duda, el amor nos cambia la vida… nos reconforta como el sol después de la lluvia, diría Shakespeare; y no solo es un sentimiento –sentencia Balzac-sino también un arte.
El amor estremeció el alma de poeta de César Vallejo al conocer a Georgette, y escribió embelesado:

Mi niña adorada,
Vengo de decirte adiós y mi corazón
palpita aún con inefable dicha. Me has
hecho feliz esta noche como no lo he sido nunca…

También celebraremos en esta fecha, el día de la AMISTAD, la cual según Francis Bacon, duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad.
Indudablemente, la noche del viernes 13, será inolvidable, gracias a las cálidas y autorizadas palabras de Max Silva Tuesta y Saúl Peña.

AGRADECEMOS POR ANTICIPADO, SU VALIOSA ASISTENCIA



almeyda560@hotmail.com 10-02-09

jueves, 15 de enero de 2009

GEORGETTE VALLEJO EN EL CENTRO CULTURAL ESPAÑA






Uno de los más grandes homenajes a Georgette Vallejo en nuestra capital, se llevó a cabo el 13 de enero de los corrientes en el Centro Cultural España. Como no podía ser menos, quedó fehacientemente demostrado cuanto se ama y valora a César y Georgette Vallejo en este centro cultural que representa aquella tierra por el que Vallejo lucho y amó tanto, que le dedicó una de sus más célebres obras, España, aparta de mí este cáliz.

El evento georgettiano contó con la participación de destacadas personalidades de las letras como el Dr. Manuel Velásquez Rojas -hijo de Juan Luís Velásquez, amigo de César Vallejo en París-, César Vallejo Ynfantes -sobrino carnal del poeta- y Ramón Noriega Torero.En la parte artística se lució con hermosos y sentidos poemas vallejianos,el reconocido declamador Ricardo Elías.

Ramón Noriega destacó la importancia de Georgette en la vida de Vallejo, a quien catalogó como un paradigma de la mujer en el mundo. Manuel Velásquez Rojas, instó a la reflexión a amar y valorar más a César Vallejo a través de sus obras, destacando finalmente el paso de Georgette por los hermosos lares miraflorinos,y, recordó con mucha nostalgia un pasaje en el que Georgette le manifestó a él ,a su esposa y una amiga, que había paseado por todo Miraflores con Vallejo. Esto constituye una prueba viviente que Georgette amó al poeta más allá de la muerte.



Por otro lado, César Vallejo Ynfantes al recordar a Georgette, a quien conoció en el año 1951, refirió el asombro que le causó a Georgette al conocerlo por vez primera, al encontrar el inmenso parecido con el poeta.Luego relató los momentos de mayor sufrimiento que tuvieron que vivir Vallejo y Georgette en París y España, hecho que quebraba su alma y enternecía al selecto público presente.

Finalmente, como autor del libro Georgette Vallejo al fin de la batalla,reivindiqué la integérrima figura de Georgette Vallejo,creándose una gran espectativa entre los asistentes. Destaqué a la prensa nacional, entre ellos el canal 7, La Primera, Expreso, El Comercio, y la prensa internacional, en especial de España, por haber difundido la impòrtancia de Georgette en la vida de Vallejo.

Sin duda, este evento fue inolvidable y considero que he realizado con justicia un merecido homenaje de reconocimiento a los grandes esfuerzos de Georgette Vallejo. Sin embargo, a partir de ahora, se materializarán tres proyectos en honor a Georgette, el primero, difundir la poesía georgettiana -escribió Máscara de cal, en honor a Vallejo y su madre-,segundo, gestionar la colocación de una placa recordatoria en su honor en la casa donde vivió hasta sus últimos días, y tercero, el mejor de los homenajes, concretizar el traslado de sus restos- proyecto que ya inicié con el apoyo de Fernando de Szyszlo- al cementerio de Montparnasse en París, a fin de que descanse al lado de su esposo, cumpliendo con unos de los versos de Vallejo...y en una sepultura, los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

TRILCE Y GEORGETTE




Permítanme compartir con ustedes el interesante artículo de Pedro Granados sobre el libro Georgette Vallejo al fin de la batalla, publicado en su muy visitado blog el 19-12-08, a dos días del coloquio sobre Georgette Vallejo realizado en el Icpna de Miraflores.

Este libro de Miguel Pachas Almeyda son varios libros. Varias puertas de entrada al personaje Georgette de Vallejo; a cada uno de los vallejistas convocados como testigos privilegiados aquí; y, finalmente, al mismo poeta nacido en Santiago de Chuco. Compendio misceláneo de rica información y oportuna documentación. Diálogo de Miguel Pachas, propiciatorio de la reflexión, con aquellos críticos afines a la viuda --Max Silva Tuesta, de modo paradigmático y al alcance de la mano-- y también con los detractores de la misma -- Juan Larrea, sobre todo, ventilado desde diversas fuentes y a la distancia--. Debate que tiene, acaso como nota predominante, el fervor indiscutible del autor hacia la polémica figura de Philippart Travers. Todo lo anterior sumado al hecho de que el tema literario de fondo son los avatares y difusión de la denominada poesía póstuma del autor de Trilce; es decir, de aquélla que, por ejemplo un vallejólogo como Américo Ferrari, denomina poemas de París I y II. Poemas estos últimos, valga la redundancia, que no son Trilce; que César Vallejo escribió y publicó antes de conocer, según inferimos de la lectura del libro de Pachas, a su abnegada y devota Georgette. Sin embargo, poemario de 1922 --añadimos nosotros-- insondable o indomesticable tal como la propia viuda de César Vallejo.



El libro de Pachas, otros documentos y otros testimonios y anécdotas parecerían inducirnos a considerar aquello. Es decir, comprobar sistemáticamente no la linealidad o el acuerdo; sino más bien, una y otra vez en Trilce y en la figura de Georgette, la tensión inherente al oxímoron y a la constante heterodoxia. Es curioso, la viuda --que identificamos y quizá se identifica a sí misma con los poemas “humanos”-- no cita o alude nunca a Los heraldos negros o a Trilce. Sin embargo, nuestro breve texto quiere llamar la atención, precisamente, sobre el silencio elocuente de sus afinidades. Libro y dama díscolos ambos y, podríamos decir también, mutuamente excluyentes. Trilce es el gran ausente-presente en el libro de Pachas como en el discurso de Georgette de Vallejo. La viuda no tiene oídos para él. No lo entendió; algunos de sus detractores --José Miguel Oviedo con seguridad-- diría que por falta de competencia sería para ella imposible entenderlo. Celos, argulliría Juan Fló, por aquella dupla amor-odio que cree percibir en la actitud de la viuda hacia la obra de su finado esposo y, pudiera aducirse también, porque Trilce plasma otros grandes amores y pasiones en la biografía del poeta. Fuere como fuere, y repasando siempre el libro de Miguel Pachas Almeyda, podríamos acaso concluir que es la misma crítica la que ha constituido un ser polimórfico y acaso tan impenetrable como el poemario más difícil de nuestra lengua (Julio Ortega, refiriéndose a Trilce). Complejidad, oxímoron, conjunción efímera de extremos que percibe con objetividad otro de los afamados vallejistas que pudo trabar amistad con a la viuda, nos referimos al pintor Fernando de Szyszlo. Sin embargo, complejidad que hoy por hoy tampoco exime, aunque más mesurados, a algunos epígonos de Juan Larrea que insistirían en dudar no sólo de la inocencia de Georgette, por ejemplo, respecto a la desaparición de los autógrafos de Vallejo (1); sino de la ecuanimidad o salud mental del mismo poeta. Stephen Hart, en la actualidad profesor de la University of London, sería uno de estos célebres críticos post-larreanos; es decir, para este estudioso, César Vallejo no sólo sería un ser dual -- incongruente entre su vida y su poesía--, sino --hasta que hace sólo unos pocos meses los tribunales probaron fehacientemente lo contrario-- también asesino y prófugo.

Obviamente, los alcances del profesor Hart se hallan contaminados, como todos los estudios sobre Vallejo, también de ficción, de mito o del propio prejuicio cultural desde el cual tendemos la mirada. En este sentido, el ingrediente Georgette no es una excepción en la exégesis y en los debates sobre el autor de Trilce, a pesar incluso del presente enjundioso libro de Miguel Pachas. Es decir, somos observadores externos y tenemos un acercamiento necesariamente metafórico de la poesía y, también en este caso, de la vida de los Vallejo. Y esto para nada está mal o es negativo. Simplemente ilustra una situación altamente compleja; por un lado, la de una poesía que niega naturalizar su radical alteridad. Y por otro lado, la de una persona educada y de mediana posición en Francia que experimentó en carne propia y tenazmente el Perú (vivió de 50 centavos de bonito durante doce años) (2); que se encandiló, aunque sin jamás someterse, de un hombre mayor, seductor y exótico para ella y su juventud; y que a su modo --y límites-- hizo defensa a ultranza de un legado que, sin Los heraldos negros ni Trilce en su mente, quizá sobredimensionó (3). Sus desencuentros constantes e intransigencias, producto de querer honrar lo que creía su singular misión, parecerían ilustrar dramáticamente todo aquello.


NOTAS

(1) “son las primeras versiones (52) escritas a mano por Vallejo de muchos de los Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz antes de escribir la versión mecanografiada”, según leemos en un impreso distribuido en ocasión de la charla del profesor Hart que inagurara el VII Congreso Internacional de Literatura Hispánica (Cuzco, 3 al 6 de marzo de 2008). En: “STUMBLING BETWEEN SEVERAL ENEMIES?”. Blog de Pedro Granados [http://blog.pucp.edu.pe/item/20436] 16/03/08

(2) “Una carta inédita de Georgette [a su amiga Maruja Velásquez]”. En: Manuel Velásquez Rojas, Ojos de venado (Lima: Ediciones Perú Joven, 1990) pp. 87-88.

(3) Es posible, además, que Los heraldos negros y, en particular, Trilce no fueran para Georgette poesía “comprometida”. En este sentido, si bien no habría manipulado los textos de su finado esposo, sí habría influido en la recepción de una parte privilegiada de la poesía de Vallejo, aquella póstuma. Colaborando de este modo, desde un inicio y activamente, en brindarnos una visión del poeta --aquella supuestamente política, dolorida y solidaria-- que si bien es indiscutible, no es la única. Como dato adicional podríamos consignar que esta suerte de miopía de Georgette sería semejante a la que tuvo el mismo Vallejo, por ejemplo, hacia la obra del primer Borges: ”No pido a los poetas de América que canten el Fervor de Buenos Aires” (Repertorio Americano, 1927, mayo 5, p. 92); cuando una crítica más reciente, como la de Andrés Avellaneda, contra argumenta y nos ilustra: “No pudimos leer en “El hombre del umbral” o en “El jardín de los senderos que se bifurcan” la discusión que esos textos hacen del colonialismo, o en “La historia del guerrero y la cautiva” la ambigua crítica a la conquista del desierto, al triunfo del hombre blanco y, por tanto, de Roca y de la historia oficial Argentina” (“Borges y nosotros, en los sesenta”. Cuadernos Hispanoamericanos, 505-507, 1992, p.231).

domingo, 11 de enero de 2009

EN EL NOMBRE DE VALLEJO




Permítanme presentar a ustedes, una hermosa semblanza a Georgette Vallejo, realizado por el reconocido periodista nacional Enrique Sánchez Hernani de El Comercio.




SEMBLANZA

En el nombre de Vallejo
LA VIDA DE GEORGETTE VALLEJO. A CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO, UN LIBRO DE MIGUEL PACHAS ALMEIDA DA CUENTA DE LA BATALLA DE LA VIUDA DE CÉSAR VALLEJO POR PRESERVAR LA PUREZA DE LA POESÍA DE NUESTRO POETA MÁS IMPORTANTE.
Por Enrique Sánchez Hernani


Cuando el 15 de abril de 1938 César Vallejo deja sus terrenales huesos húmeros, en París y con aguacero, Georgette Philippart Travers, su viuda, apenas tenía 30 años. Nunca más se volvería a unir a hombre alguno. Su vida estaría ligada para siempre al genial poeta de Santiago de Chuco. Desde que decide venir al Perú en 1951 --el año 39 ya había publicado "Poemas humanos" conjuntamente con Raúl Porras Barrenechea--, entabla una quijotesca lucha por defender el legado vallejiano que le valió no pocos rumores adversos y decenas de polémicas, algunas donde pasó de las palabras a los hechos. Su carácter arisco y su total falta de doblez la convierten pronto en un personaje polémico que perseguiría tenazmente a todos los que se apartaran de la pureza original que ella exigía para tratar al vate.




De armas tomar
Una de las primeras víctimas de sus iras fue Juan Larrea que al venir a Lima en 1957 no tiene mejor idea que divulgar las deudas impagas que Vallejo había contraído con él. Georgette monta en cólera por tal desatino y califica de "sórdido" el comportamiento del falso amigo. Su guerra santa, a partir de entonces, no hallará paz. Ese mismo año denuncia que los dibujos de Picasso sobre Vallejo son "una infame y siniestra deformación del original" y se opone tenazmente a repatriar los restos de Vallejo. "Esta tumba me pertenece --deja en claro-- y nadie puede abrirla en mi ausencia y sin mi autorización". El gesto lo mantendrá hasta su muerte, cumpliendo, según explicó, un pedido expreso del poeta, que en vida solo había recibido vapuleos de sus compatriotas.


En 1964 cobra su segunda víctima. El poeta Gerardo Diego llega a Lima y lee unas cartas del vate peruano donde este confiesa que le debe un dinero. Georgette, en primera fila del auditorio, en la Universidad de San Marcos, le lanza un grito feroz y se retira llorando, gesto que algunos aplauden y otros pifian. La Cámara de Diputados debatió, a raíz del hecho, una moción para expulsar a Diego ante el agravio a Vallejo, que no prosperó.


Los otros capítulos de su titánica lucha incluirán una bofetada que le dio a Carlos Milla Batres, el editor del "Homenaje internacional a Vallejo", en mitad de un salón del hotel Crillón, por haber puesto en la portada una pintura de Macedonio de la Torre, que a tenor de la viuda no retrataba bien a su difunto esposo. Luego se lanza contra los editores piratas de los libros de Vallejo, contra quienes querían musicalizar sus versos, contra los traductores de la obra del poeta y le hace frente a no pocos 'especialistas' que discrepaban con ella en el uso y significado de sus versos.




Compleja devoción
El carácter de Georgette se condecía con la apariencia frágil y el rostro de belleza singular que poseía. Tiene pocos amigos y a estos les exige hasta lo humanamente imposible para que la acompañen en su cruzada. La devoción que sentía por el poeta no solo era una pasión conyugal sino que, como ella confesó, se extendía a la filiación política, que ella defendía a rajatabla. Ambos habían sido integrantes del Partido Comunista Francés. En una ocasión, durante una entrevista, Georgette llega a responder, frente a la pregunta de si entre ella y Vallejo hubo amor: "No, nosotros no buscábamos la felicidad individual, vivíamos para la revolución". Quizá esto explique en parte por qué la pareja no tuvo hijos.


A los amigos fieles les retribuía con gestos inauditos. Al pintor Fernando De Szyszlo, por ejemplo, le regaló un mechón del cabello de Vallejo, que ella atesoraba como el recuerdo físico más próximo de su marido, además del manuscrito de un poema. El pintor había conocido a Georgette en París, en 1949, y desde allí guardaron una relación fraterna, al punto que el artista la auxilió en sus horas finales facilitándole su traslado a la clínica Maison de Santé, donde Georgette finalmente falleció en 1984. Y frente a la polémica que periódicamente se reabre, sobre repatriar los restos de Vallejo, a tenor de los testimonios recogidos en el libro de Miguel Pachas, parece que habría que actuar a la inversa y enviar los restos de Georgette al cementerio de Montparnasse en París, donde reposa el vate. Así lograrán lo que ella tanto quiso: estar juntos hasta después de la muerte.

Publicado en El Comercio 11-01-09 por Enrique Sánchez Hernani.

Datos personales

Mi foto
Chincha Alta, 1962. Magister en Educación. Es autor de los libros Georgette Vallejo al fin de la batalla (2008) y César Vallejo y su América Hispana (2014).